
El cine, ese lugar de encuentro
30 de Agosto de 2023; redacción Arscodex
En este medio se ha insistido en que el cine, además de ser "el espejo de la humanidad" (procedente esta frase de la dicha por Stendhal sobre la literatura), tiene una serie de componentes intrínsecos que veremos a continuación, y haciendo películas que tengan un poquito de cada componente, sin que haya alguno que tenga más importancia de la cuenta, llegaremos a ese "punto de encuentro" que es el cine para las artes y para los espectadores.
Pero déjenme que me explique un poco mejor. Es cierto, tal y como se ha dicho en la entradilla de este artículo, que el cine tiene varios componentes: el principal o de espectáculo (que a su vez se podría subdividir en asombro y entretenimiento), el componente filosófico (muy presente por ejemplo en el cine europeo, la "nouvelle vague" y estos asuntos), el componente docente, de explicación y enseñanza, etcétera, etcétera, etcétera.
Pues bien, el cine, al ser punto de encuentro de las artes de nuestro tiempo, tiene que estar equilibrado, y una película, para ser buena, es decir, para acercarse lo más posible al interés del "espectador medio" (en un próximo artículo hablaremos de este interesante concepto cinematográfico), tiene que tener un poquito de aquí y un poquito de allí, es decir, tiene que ofrecer espectáculo, pero también filosofía, tener vocación de enseñanza, etcétera, etcétera, etcétera.
Podemos poner algunos ejemplos: la franquicia The Matrix, protagonizada por Keanu Reeves. Tiene su dosis justa de filosofía ("¿hay cuchara?"); y esta, unida a su componente de espectáculo (recordemos las secuencias "a tiempo de bala"), más algunos que otros componentes, nos dan un filme que interesa a todo el mundo, un éxito: de público primero, pero también de crítica y de experiencia cinematográfica en general, como decimos. Conviene recordar que si a esta película le quitamos un componente (por ejemplo el de la acción), nos quedaríamos con un filme espeso donde solo la filosofía haría que nos fuéramos a dormir. En definitiva y en conjunto, un buen filme este de The Matrix.
Otro ejemplo es el de la franquicia Jurassic Park, dirigida en sus inicios por Steven Spielberg. Pues bien, ese tema de los dinosaurios (antropológico y filosófico) unido a que se convierten, en la película, en algo real contra lo que hay que lidiar, se convierte en éxito garantizado capaz de robar la atención al "espectador medio".
Y en este momento se menciona a sí mismo el que escribe y lista alguno de sus filmes, como por ejemplo El lago del olvido, que ofrece una temática de alto nivel filosófico; unido este aspecto al espectáculo que brinda el director/productor del filme al haberlo hecho casi enteramente él solo, pues ahí tenemos una propuesta cinematográficamente elevada (recordemos el "espectador medio" se tiene que pellizcar varias veces durante la película para comprobar que efectivamente esa obra la ha hecho su director prácticamente en solitario).
En fin, que los lectores y lectoras de este artículo se habrán dado cuenta de que el cine, como lugar de encuentro, y para llegar a un máximo de sensibilidades, como ocurre con el Arte con mayúsculas, se debe de mover en un territorio donde la mayoría de componentes se encuentran presentes, porque desviarse de esa corriente centrista hará que la película en cuestión pase a interesar solo a una parte del espectro de la audiencia, es decir, pase a ser un nicho y deje de tener esa fuerza que adquiere el mentado arte cuando se convierte realmente en ese denominado "lugar de encuentro".
Pero déjenme que me explique un poco mejor. Es cierto, tal y como se ha dicho en la entradilla de este artículo, que el cine tiene varios componentes: el principal o de espectáculo (que a su vez se podría subdividir en asombro y entretenimiento), el componente filosófico (muy presente por ejemplo en el cine europeo, la "nouvelle vague" y estos asuntos), el componente docente, de explicación y enseñanza, etcétera, etcétera, etcétera.
Pues bien, el cine, al ser punto de encuentro de las artes de nuestro tiempo, tiene que estar equilibrado, y una película, para ser buena, es decir, para acercarse lo más posible al interés del "espectador medio" (en un próximo artículo hablaremos de este interesante concepto cinematográfico), tiene que tener un poquito de aquí y un poquito de allí, es decir, tiene que ofrecer espectáculo, pero también filosofía, tener vocación de enseñanza, etcétera, etcétera, etcétera.
Podemos poner algunos ejemplos: la franquicia The Matrix, protagonizada por Keanu Reeves. Tiene su dosis justa de filosofía ("¿hay cuchara?"); y esta, unida a su componente de espectáculo (recordemos las secuencias "a tiempo de bala"), más algunos que otros componentes, nos dan un filme que interesa a todo el mundo, un éxito: de público primero, pero también de crítica y de experiencia cinematográfica en general, como decimos. Conviene recordar que si a esta película le quitamos un componente (por ejemplo el de la acción), nos quedaríamos con un filme espeso donde solo la filosofía haría que nos fuéramos a dormir. En definitiva y en conjunto, un buen filme este de The Matrix.
Otro ejemplo es el de la franquicia Jurassic Park, dirigida en sus inicios por Steven Spielberg. Pues bien, ese tema de los dinosaurios (antropológico y filosófico) unido a que se convierten, en la película, en algo real contra lo que hay que lidiar, se convierte en éxito garantizado capaz de robar la atención al "espectador medio".
Y en este momento se menciona a sí mismo el que escribe y lista alguno de sus filmes, como por ejemplo El lago del olvido, que ofrece una temática de alto nivel filosófico; unido este aspecto al espectáculo que brinda el director/productor del filme al haberlo hecho casi enteramente él solo, pues ahí tenemos una propuesta cinematográficamente elevada (recordemos el "espectador medio" se tiene que pellizcar varias veces durante la película para comprobar que efectivamente esa obra la ha hecho su director prácticamente en solitario).
En fin, que los lectores y lectoras de este artículo se habrán dado cuenta de que el cine, como lugar de encuentro, y para llegar a un máximo de sensibilidades, como ocurre con el Arte con mayúsculas, se debe de mover en un territorio donde la mayoría de componentes se encuentran presentes, porque desviarse de esa corriente centrista hará que la película en cuestión pase a interesar solo a una parte del espectro de la audiencia, es decir, pase a ser un nicho y deje de tener esa fuerza que adquiere el mentado arte cuando se convierte realmente en ese denominado "lugar de encuentro".
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