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Cuento o novela, ¿qué es mejor?

11 de Mayo de 2023;
Llegamos en este momento a debatir una cuestión de suma importancia para la literatura en general, y es el buscar una respuesta a la eterna pregunta sobre si es mejor el cuento o la novela. Para este medio de comunicación la cosa está bastante clara: el cuento es mejor.

Y ahora hagamos un somero estudio sobre esto que tenemos entre manos. Digamos que un cuento es una novela a la que le hemos despojado de todo elemento añadido, de todo artificio, y de la que nos hemos quedado lo sustancial. Y es que, efectivamente, en un cuento, las palabras, las frases, los párrafos, tienen mucha más sustancia, es decir, mucha más carga de significado, cosa que en la novela no ocurre o puede no ocurrir, recordemos esos pasajes descriptivos interminables o capítulos "metidos con calzador" para llegar al determinado número de palabras que solicita el editor para toda la obra.

Además, la novela como género literario tiene una dificultad añadida; al tratarse de una obra extensa, viaja peor en el tiempo, y actualmente por ejemplo nos es más difícil disfrutar de ciertas obras que se escribieron hace tiempo; por mencionar algunas, los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós, o parte de la obra de León Tolstói, principalmente su novela más conocida, Guerra y Paz. Las inmersiones a los ambientes de su tiempo por parte de las novelas mencionadas nos hacen más difícil disfrutarlas en un momento posterior que no es en el que fueron escritas.

En la actualidad, todas esas novelas largas de ciertos escritores que se pueden mencionar como John Grisham, Ken Follet, etcétera, sobre todo aquellas que se desarrollan en un plano eminentemente real (en contraposición a otras obras más fantásticas cuya ambientación puede ser más canónica o atemporal), son "posibles candidatas" para que en el futuro no sean tan fáciles de leer, pues se apegan demasiado al tiempo presente y difícilmente se podrán zafar de ese apego en el futuro.

Sin embargo, y en contraposición a esto, en nuestro tiempo nos resulta fácil y divertido, por ejemplo, disfrutar de las fábulas de Esopo, por dos motivos principales que ya han sido comentados aquí mismo: primero, la longitud de las obras es corta; y segundo, al tratarse de una fábula, donde los animales hablan y toman decisiones humanas, se produce una cierta abstracción que es muy bienvenida puesto que la narración no depende de, por ejemplo, determinados objetos, giros lingüísticos u otros localismos temporales que harían más difícil de disfrutar estas obras en distinto tiempo de cuando fueron creadas, como ocurre en este caso concreto.

Digamos que el cuento o relato, al tener también muchas veces una moraleja bien definida, sirve como unidad de enseñanza, hecho que no ocurre en la novela, que pasa más por ser un entretenimiento -fino y erudito, eso sí- para el lector medio.

Existe un subgénero dentro de la novela que es también del gusto de esta publicación, nos referimos a la novela corta, y ya todo el mundo debe estar llegando a la conclusión de por qué gusta este subgénero: en fin, lo principal es que no es muy extensa, por lo que la novela corta goza, siendo novela, de muchas de las propiedades del relato corto también.

Si alguien tiene algún tipo de duda sobre la importancia del cuento en la literatura universal, y como se ha dicho otras veces también en este medio, puede comenzar a repasar el Calila e Dimna, Las mil y una noches, los Cuentos de la Alhambra y los cuentos de Hans Christian Andersen, entre otros, y una vez haya leído todos ellos, podrá proceder a leer alguna novela corta también, como El lazarillo de Tormes, para redondear el asunto.
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